Un enfoque en tres niveles

Para poner en práctica INSPIRED y crear las condiciones necesarias para producir sus principales resultados, a saber, el Análisis Participativo de Políticas Públicas, la Hoja de Ruta para la Reforma y la Estrategia de la Red de Políticas Públicas, los facilitadores del diálogo sobre políticas deben considerar primero la interacción de las tres dimensiones interconectadas que conforman su enfoque en tres niveles: políticas públicas, proceso y partenariados.

... es decir vinculado a un esfuerzo concreto de reforma política.

Las políticas públicas pueden considerarse como un punto intermedio entre los ámbitos político y técnico que permite a las partes implicadas estructurar su debate en torno a conceptos, herramientas y datos compartidos. De hecho, una de las principales lecciones que aprendimos cuando llevamos a cabo los primeros procesos INSPIRED fue la importancia de estructurar el diálogo en torno a políticas públicas concretas con el fin de ofrecer a las partes implicadas, tradicionalmente enfrentadas, la oportunidad de desarrollar una comprensión común de los desafíos compartidos y, a continuación, proponer soluciones concretas a esos retos.

Para ello, la promoción entre las partes implicadas de una cultura de elaboración de políticas públicas basadas en información y datos fehacientes es crucial para el éxito del proceso de diálogo. Por un lado, obliga al gobierno en funciones a aumentar la transparencia de su funcionamiento interno, lo que a su vez representa paso en firme hacia la creación de mecanismos de rendición de cuentas. Por el otro, basar los debates en fuentes de información fiables es la mejor manera de garantizar que el impacto de las iniciativas de reforma resultantes del proceso de diálogo pueda medirse adecuadamente y que cualquier cambio en la política en cuestión esté basado en decisiones informadas.

Todo esto viene a explicar por qué la UE ha adoptado recientemente un enfoque de "la política pública primero" en la programación de su acción exterior. Consciente del enorme potencial de concentrar sus esfuerzos en el nivel de las políticas públicas, la propia política de desarrollo de la UE exige a sus delegaciones en todo el mundo que adopten un enfoque multi-actor y basen la programación de su ayuda en un diálogo continuo sobre las políticas públicas del país destinatario.

A medida que este enfoque de políticas ha ido cobrando protagonismo en los foros internacionales de desarrollo, la noción de diálogo sobre políticas también ha ido ganando importancia en el sistema de ayuda de la UE. Dado que la mayor parte de la ayuda se moviliza a través de la reforma sectorial, el apoyo presupuestario y otros instrumentos financieros combinados (conocidos como “blending” en inglés), los donantes se han ido dando cuenta de que necesitan ir más allá del clásico "enfoque de proyectos". En esta línea, se centran cada vez más en influir en las políticas nacionales y, para ello, necesitan identificar indicadores de políticas que puedan determinar si los procesos de reforma que están apoyando se mantienen en el buen camino. En aras de la objetividad y con el fin de promover la transparencia, la medición de estos indicadores de políticas no puede realizarse exclusivamente con el gobierno, sino que es necesario implicar a otros actores nacionales, como las organizaciones de la sociedad civil, las instituciones académicas o los gobiernos subnacionales, de tal modo que los datos proporcionados por el gobierno sean realistas y fiables en lugar de ofrecer al donante un panorama excesivamente optimista con el simple fin de desbloquear el desembolso del siguiente tramo financiero.

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