Considerando el ciclo de la política pública
El contenido de la hoja de ruta para la reforma variará en función de la fase del ciclo de la política pública que se esté abordando y en la que los actores del diálogo traten de incidir. Sin entrar aquí en disputas académicas sobre el número exacto de fases -algunos estudiosos incluirían otras fases o etapas dentro de una misma fase-, lo que sin duda merece la pena tener en cuenta es que toda política pública tiene un ciclo de vida, que puede conceptualizarse como un proceso compuesto por las siguientes etapas:
Colocación del asunto en la agenda pública
Se conciencia a la ciudadanía y a los tomadores de decisión sobre un determinado problema social con el fin de darle la prioridad suficiente como para que entre en la agenda pública.
Formulación de la política pública
Se construyen diferentes opciones, se estudian las alternativas y se definen las estrategias y recursos para traducir la política pública en realidades sociales.
Ejecución y seguimiento de la política pública
Se planifican y ejecutan las diferentes formas de organizar las actividades para producir los efectos previstos en la formulación de la política pública.
Evaluación de la política pública
Se evaluan la eficacia y el impacto de la política pública con vistas a emitir recomendaciones para mejorarla o reformularla.
Debido a los numerosos factores en juego y en función de la estabilidad del contexto político, estas fases a menudo se solapan o ni siquiera se completan antes de que se lance otra iniciativa para abordar los mismos asuntos públicos. No obstante, esta descripción proporciona a los representantes de la sociedad civil y política una idea más o menos clara de cuándo y como tienen más posibilidades de promover con éxito sus intereses y diseñar sus acciones de incidencia.
En este sentido, cada una de las diferentes etapas del ciclo de la política pública puede considerarse como puntos de entrada específicos para el diálogo multi-actor, y cada uno de dichos puntos de entrada implica una lógica de intervención diferente, tal y como se expone a continuación:
Si un problema público es reconocido como tal y ha entrado en la agenda pública, el diálogo debe centrarse en la clarificación y determinación de los objetivos de la política correspondiente, así como en el análisis de las alternativas y la ponderación de las diferentes opciones políticas.
Los puntos de entrada pueden predeterminar en gran medida el tipo de efectos que puede producir todo el proceso de diálogo y el tipo de influencia que cabe esperar de las Hojas de Ruta para la Reforma o, en otras palabras, su nivel de detalle y el tipo de medidas y recomendaciones contempladas. En ese sentido, la Hoja de Ruta para la Reforma no debe ser vista simplemente como punto de entrada a una de las fases del ciclo de políticas, sino también como un catálogo de medidas colectivamente acordadas para asegurar que la política pública en cuestión produce los efectos deseados gracias a la implicación de todos los actores clave durante su ejecución.
Por poner un ejemplo, INSPIRED Túnez (2012-2014) tenía como objetivo establecer los principios básicos de la justicia social (establecimiento de la agenda pública) y el consenso alcanzado en el curso del diálogo tomó la forma de un pacto social entre los principales actores políticos y sociales del país. INSPIRED Kirguistán (2012-2014), por su parte, elaboró un Plan de Acción para la Transición a la Radiodifusión Digital, asignando deberes, tareas y responsabilidades a las partes implicadas (fase de formulación). Este nivel de detalle alcanzado en INSPIRED Kirguistán corresponde a las particularidades de un proceso de reforma política más avanzado y, por tanto, más centrado en cuestiones concretas relacionadas con la digitalización de los programas de radio y televisión.
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