Convocatoria de los principales interesados

En primer lugar, el anfitrión del diálogo INSPIRED debe disponer de un fuerte poder de convocatoria para atraer a los actores clave al diálogo. Este poder de convocatoria puede derivarse de sus redes profesionales, su reputación técnica, su trayectoria previa en el ámbito político o de la capacidad personal de sus trabajadores para hacer que cada parte interesada sienta que su voz cuenta. Nunca se insistirá lo suficiente en la importancia del factor humano en un proceso de diálogo: aunque las personas sean invitadas como representantes de sus respectivas organizaciones, no dejan de ser seres humanos que se relacionan entre sí a título personal. Las afinidades y las animadversiones, las convicciones y las suspicacias, las certezas y las inseguridades, así como muchos otros elementos subjetivos, desempeñan un papel fundamental en el proceso de diálogo y, por lo tanto, deberán ser “gestionados” mediante técnicas de facilitación adecuadas. Sin embargo, ya incluso antes de desempeñarse en allanar el terreno para las relaciones humanas, el anfitrión del diálogo tiene que mostrarse capaz de incorporar a todas las instituciones y organizaciones relevantes del ámbito político, que en la mayoría de los casos ya se conocen o al menos saben de su existencia. Y aquí es donde el problema de las ideas preconcebidas y los prejuicios puede poner en peligro una de las condiciones previas del diálogo: la del reconocimiento mutuo.

Al igual que en las cenas festivas, en las que la asistencia de algunos invitados depende de la confirmación de otros, los actores clave pueden mostrarse reacios a dialogar si descubren que sus rivales o competidores también han sido invitados. Del mismo modo, los actores más influyentes pueden negarse a participar si consideran que el peso político o las habilidades técnicas de los demás actores no están a su mismo nivel. Además, los actores más poderosos -que suelen ser las instituciones estatales- pueden alterar rápidamente el equilibrio de poder en su beneficio, cooptando el diálogo y abusando de su posición dominante para orientarlo hacia los resultados de su preferencia.

Para evitar estas situaciones, el modelo INSPIRED aconseja restringir la primera fase del proceso de diálogo -la fase de análisis colectivo- a las organizaciones de la sociedad civil, que suelen ser los actores más débiles en términos de recursos. Al reunirlas en primer lugar y ponerlas a trabajar en el desarrollo de un producto concreto -el Análisis Participativo de la Política Pública-, el Anfitrión del Diálogo busca no solo crear vínculos entre ellas, sino promover la puesta en común de recursos -humanos, de conocimiento, financieros, etc.- con el fin de elevar su proyección conjunta y fortalecer su posición frente a los actores públicos.

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