Parlamentos

Al igual que los partidos políticos, los Parlamentos nacionales y regionales desempeñan un papel fundamental en el proceso político, pero sus competencias y métodos de trabajo no siempre se corresponden con la dinámica de los procesos de diálogo sobre políticas públicas. En el marco de la democracia representativa, los Parlamentos son precisamente el lugar donde tiene lugar otro tipo de debate, no tanto orientado a la construcción de consensos sino a la negociación política en condiciones de gobierno mayoritario. Sin embargo, las concesiones y compromisos que se derivan de esta dinámica deben ser tenidos en cuenta por el proceso de diálogo INSPIRED, ya que pueden abrir -o cerrar- interesantes ventanas de oportunidad para la reforma política.

A través de sus comisiones permanentes, que se centran en ámbitos políticos concretos y permiten así a sus miembros especializarse en un tema determinado, los Parlamentos son, entre otras muchas cosas, el punto de encuentro de dos formas de democracia: la representativa y la deliberativa. Sin embargo, la medida en que la deliberación conduce a cambios de opinión depende de lo arraigados que puedan estar los partidos políticos en sus posiciones iniciales y, más generalmente, de la cultura política del país.

Otro aspecto que sitúa a los Parlamentos en el centro de los procesos de reforma política son sus competencias presupuestarias, ya que deben aprobar o rechazar las propuestas políticas del gobierno en funciones mediante la votación de los Presupuestos Generales del Estado. La disciplina de partido suele ser bastante estricta en este sentido, lo que significa que los actores clave en esta fase del ciclo de la política pública son los partidos políticos y no los diputados a título individual, pero esto no impide que algunos diputados puedan influir en el proceso llamando la atención sobre ciertos aspectos que preocupan a su circunscripción e incluso presionando al gobierno para que aumente algunas líneas presupuestarias específicas para abordar esas preocupaciones.

Por último, pero no por ello menos importante, los Parlamentos tienen una función de control que sitúa a sus miembros en una posición privilegiada a la hora de supervisar la acción -o inacción- del gobierno en relación con algunas políticas. A través de preguntas parlamentarias, informes especiales o comisiones ad hoc, algunos diputados pueden hacer un seguimiento de la aplicación de las políticas y ejercer presión sobre el gobierno para que cumpla sus compromisos. Además, pueden realizar solicitudes de información sobre el progreso de los programas gubernamentales, sus niveles de gasto o su alcance real para los beneficiarios, preguntas que pueden resultar reveladoras a la hora de evaluar el impacto real de reformas políticas como las que defiende INSPIRED.

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