Los tipos de cambio que los procesos INSPIRED pueden generar responden a las tres orientaciones del enfoque INSPIRED -políticas, proceso y partenariados-, aunque muchos de ellos abarcan varias categorías y no pueden ser entendidos de forma aislada. Sin embargo, en aras de la claridad conceptual, los hemos sistematizado en tres grandes áreas: Mejoras políticas e institucionales (resultantes por lo general de la orientación a políticas públicas), transparencia y apertura a la colaboración (resultantes de la orientación a proceso) y acciones conjuntas (resultantes de la orientación hacia el partenariado).
Un primer tipo de cambio que puede generar un determinado proceso INSPIRED está relacionado con la propia política pública. Sería demasiado pretencioso -y peligrosamente engañoso- sostener que grandes transformaciones en el nivel de la política pública -como una mejor inclusión de las mujeres en el mercado laboral, mejores oportunidades para los trabajadores con discapacidad, mejores servicios sanitarios para las personas sin recursos, etc. – son el resultado exclusivo del diálogo, ya que la política pública sigue siendo responsabilidad del gobierno y estos cambios de calado dependen muchas veces de factores que lógicamente escapan a la capacidad de las partes implicadas en un determinado proceso de diálogo.
De forma más realista, se puede decir que el éxito o el fracaso del diálogo debe evaluarse en términos de influencia política, es decir, en la medida en la que las conclusiones alcanzadas por los participantes son asumidas por los responsables reales de la toma de decisión. Una condición para obtener estos resultados es el carácter inclusivo del proceso de elaboración de políticas y la apertura del marco institucional más allá de los organismos y agencias estatales. Es esto lo que permite la integración de aquellos otros actores - OSC, agentes sociales, académicos, etc. - que también deben tener voz si se espera que luego participen en la aplicación de las políticas.
A continuación se enumeran algunas de las áreas de resultados que pueden esperarse en este aspecto:
Mejora del marco normativo de la política pública para incorporar múltiples y diversos puntos de vista
Fortalecimiento de los espacios de diálogo sobre políticas públicas y su evaluación
Fortalecimiento de las redes de política pública (formales e informales)
Mejora del conocimiento sobre las políticas públicas y del acceso a la información
Mejoras en la aplicación de las políticas púbulicas mediante la división del trabajo
Mejora de los procesos institucionales a través de la coordinación de múltiples actores implicados
Para un enfoque que pretende promover una cultura de diálogo y entendimiento mutuo entre las partes implicadas, sería bastante miope centrarse exclusivamente en los llamados resultados "tangibles", ya que éstos son muy a menudo sólo la manifestación de un cambio de tipo más profundo y transformador: el que afecta a las actitudes y comportamiento de las propias partes implicadas. De hecho, lo que marca la diferencia a largo plazo es el cambio de actitud de todos aquellos que embarcan en un proceso de diálogo, ya que al hacerlo los funcionarios y representantes del gobierno obligaciones aceptan abrir su trabajo a otros actores, mientras que las organizaciones de la sociedad civil y otros actores adoptan una mirada más constructiva sobre las políticas públicas, pasando del reproche y la recriminación a una participación mucho más proactiva en su diseño y aplicación.
Este cambio de actitud debe traducirse en comportamientos reales, que pueden valorarse porque se manifiestan en acciones concretas que cabe clasificar de la siguiente manera:
Cooperación o voluntad de trabajar con otros
Reforma o voluntad de mejorar la política pública y su aplicación
Transparencia o voluntad de generar y compartir información
Seguimiento o voluntad (y capacidad) de supervisar la aplicación de las políticas
Para que las mejoras en la política pública y los cambios de comportamiento sean duraderos y sostenibles, deben estar basados sobre asociaciones reales en las que las diferentes partes implicadas aprendan a trabajar juntas y a confiar unas en otras por el bien de la política en cuestión. Esto no significa que los socios tengan que renunciar a su mandato original o participar en actividades que no forman parte de su campo de trabajo habitual. Al contrario, se espera que sigan especializándose en lo que mejor saben hacer, aunque con un ojo puesto en lo que los otros actores, ahora socios, también están llevando a cabo en sus propias áreas de competencia.
Sólo a través de una adecuada coordinación será posible fomentar el tipo de sinergias necesarias para que una determinada política prospere. De lo contrario, empiezan a surgir solapamientos imprevistos y puntos de vista cada vez más divergentes, dispersando los esfuerzos y dando paso a posibles conflictos que pueden poner en peligro los logros alcanzados. Para evitarlo, los diálogos INSPIRED se empeñan a lo largo de todo el proceso en sentar las condiciones necesarias para establecer partnariados fructíferos, desplegando una serie de herramientas para obtener el siguiente tipo de resultados:
Redes de políticas públicas identificadas, mapeadas y reforzadas
Proyectos conjuntos desarrollados
Iniciativas conjuntas de promoción, sensibilización o formación concebidas, diseñadas y aplicadas colectivamente
Puesta en común de recursos
Mejora del acceso a los responsables de la toma de decisión por parte de las OSC y otros actores